CLÁSICO ES AMARTE
Un repaso a las definiciones más calientes entre cremas y blanquiazules de los últimos años.
Finales de 1995, Sporting Cristal, dirigido por Juan Carlos Oblitas, había conseguido alzarse con el bicampeonato nacional y con ello había logrado su pase directo a la Libertadores del 96; solo faltaba definir quién acompañaría a los rimenses al certamen internacional, y justamente Alianza y Universitario, se encontraban empatados en el puntaje de aquella liguilla noventera en la que sólo los 8 mejores del campeonato tenían derecho a participar. El encuentro se jugó en el Estadio Nacional, ante un escenario colmado de espectadores. Faltando pocos minutos para el final, Roberto Martinez, hizo vibrar a la mitad del Perú más uno, luego de aprovechar un rebote al borde del área aliancista que hizo estallar al Nacional. Universitario le ganó a su clásico rival y al año siguiente escolto a Cristal en la Copa.
Hace diez años, Universitario, dirigido por la dupla técnica, Challe-Reyna, se adjudico sin problemas el Apertura del 99 gracias a la ayuda de los goles del brasileño Esidio. Luego de un bajón en su rendimiento; lo que le costó ceder el campeonato del Clausura a Alianza, que era dirigido por el colombiano Jorge Luis Pinto; los compadres debían encontrarse en los “play-off” para definir al campeón nacional.
El primero de los dos partidos, fue un cómodo triunfo de la ”U” por 3–0, en un encuentro que fue holgado en su resultado, debido a que los blanquiazules no se encontraban en la cancha. Ya con el resultado en el bolsillo, el partido de vuelta se jugaría en Matute. El resultado, un insuficiente 1–0 a favor de Alianza que facilitó a los cremas ganar el bicampeonato y dar la vuelta olímpica en el estadio blanquiazul. Finalizado el compromiso; Challe con cara de pocos amigos expresaba su molestia ante la prensa, pese a ser campeón, porque a él le habían prometido un jugoso premio si ganaba el partido, pero irónicamente lo perdió.
La última vez que “cremas” y “grones” se vieron las caras en una definición de campeonato fue en 2002; el 26 de junio de ese año se jugó el primer clásico de la historia del estadio Monumental, Universitario, dirigido por el argentino Ángel Cappa, se impuso ante Alanza Lima por 1-0, luego de que Martín Vilallonga, encajara de un potente cabezazo el balón, en portería aliancista. Ese sería el único gol de aquella definición, y que le bastó para consagrarse campeón del Apertura de aquel año, puesto que en el partido de vuelta, jugado el 7 de julio en el estadio Mansiche de Trujillo, el marcador no se abrió para ninguno de los equipos, siendo Universitario el clasificado a la Libertadores del año siguiente; llevándose el titulo contra todos (Ángel Cappa dixit)
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