¿Y COMENZAMOS DE NUEVO?
La sanción por la “encerrona” de los juergueros en el Golf Los Incas, no marcó un precedente en el fútbol peruano. En Panamá, y con otro técnico, la indisciplina reinó con jugadores reincidentes.
Eran las 4 y 30 de la madrugada del miércoles 13 de octubre cuando varios testigos, incluyendo un periodista del diario Depor, vieron salir del hotel “El Panamá” a tres jugadores de la selección peruana de fútbol e ingresar al casino Venetto, que es conocido no solo por los juegos de azar, sino por ser parte del “circuito de solteros” de la ciudad, todo parece indicar a “festejar” la derrota ante la selección panameña por 0-1.
Los jugadores implicados son Jefferson Farfán, Reimond Manco y Jhon Galliquio. Como se recuerda, Farfán fue separado de la selección por el entonces técnico José del Solar durante el proceso de las eliminatorias para Sudáfrica 2010 junto a Santiago Acasiete, Andrés Mendoza y Claudio Pizarro por protagonizar un bochornoso incidente en las instalaciones del Hotel Golf Los Incas en noviembre del 2007 luego del partido frente a Brasil en el estadio Monumental lugar en donde estuvieron libando licor con mujeres en plena concentración.
Eran las 4 y 30 de la madrugada del miércoles 13 de octubre cuando varios testigos, incluyendo un periodista del diario Depor, vieron salir del hotel “El Panamá” a tres jugadores de la selección peruana de fútbol e ingresar al casino Venetto, que es conocido no solo por los juegos de azar, sino por ser parte del “circuito de solteros” de la ciudad, todo parece indicar a “festejar” la derrota ante la selección panameña por 0-1.
Los jugadores implicados son Jefferson Farfán, Reimond Manco y Jhon Galliquio. Como se recuerda, Farfán fue separado de la selección por el entonces técnico José del Solar durante el proceso de las eliminatorias para Sudáfrica 2010 junto a Santiago Acasiete, Andrés Mendoza y Claudio Pizarro por protagonizar un bochornoso incidente en las instalaciones del Hotel Golf Los Incas en noviembre del 2007 luego del partido frente a Brasil en el estadio Monumental lugar en donde estuvieron libando licor con mujeres en plena concentración.
Por su parte, Raimond Manco, (que tuvo el descaro de llamar al propio Markarian para decirle que, si publicaban algo con respecto a su salida en Panamá, era todo una mentira) es conocido por sus excesos de soberbia y affaires con diferentes modelos y bailarinas del ámbito local, y por haber llevado a su hoy esposa a la concentración del equipo peruano sub 20 durante el torneo de dicha categoría disputado en Venezuela el 2008 con el propósito de, según él, mantenerse concentrado en el torneo y no distraerse pensando en la familia.
Mientras que otras versiones periodísticas provenientes de Panamá, indicaron que fueron cinco los futbolistas que habrían salido de la concentración sin permiso sumando los nombres de Carlos Zambrano y Johan Fano a los antes mencionados, hecho que posteriormente fue desmentido por el propio seleccionador de Perú sin dejar en claro si en verdad ocurrió o teniendo en cuenta que serían demasiadas y demasiado importantes las bajas en la selección.
A todo esto Sergio Markarian anunció a su llegada a Lima que los responsables de aquel acto de indisciplina no serían convocados a la selección nacional mientras él sea el director técnico de Perú, hecho que parece algo imposible de cumplir, pues la presión mediática y de los aficionados discute hoy la posibilidad de volver a llamar a los “suspendidos” pese a su reincidencia, privilegiando las necesidades futbolísticas de la selección mas no las obligaciones morales, disciplinarias y de respeto que deberían predominar en cualquier grupo humano.
Todo parece indicar que por lo menos dos de los tres sancionados en el “Caso Venetto”, así lo ha “bautizado” la prensa deportiva local, tendrían una condonación de su falta por parte de Markarian quien promulga ante cielo y tierra que ama a todos sus jugadores y que solo el tiempo dirá si es que Farfán, Manco y Galliquio merecen volver a ser citados.
Si bien dicen que el amor es perdonar; el amor es también hacer sacrificios por el bien de uno y de los demás y si eso tiene un costo, pues se debe pagar.
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