¿VALE LA PENA PATROCINAR EN EL FUTBOL PERUANO?
El bajo rendimiento de los equipos locales desanima a las empresas a poner sus marcas en el pecho de las camisetas de los clubes
El bajo rendimiento de los equipos locales desanima a las empresas a poner sus marcas en el pecho de las camisetas de los clubes
No es una novedad decir que las empresas han aprovechado la capacidad masiva del deporte rey para promocionar sus productos. El planeta entero lo ha visto hace poco en el Mundial de Sudáfrica, en los anuncios de productos para hombres y, sobre todo en el caso peruano, en los uniformes de equipos de futbol.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, son varios los equipos que no tienen un auspiciador. Y no nos referimos a equipos relativamente nuevos como CNI o Unión Comercio, sino a viejos conocidos como Cienciano, Melgar, Alianza y Universitario. Cabe señalar, que el equipo crema pone el logo de la empresa tercerización Santo Domingo, propiedad del presidente del club, Julio Pacheco.
¿Por qué las empresas ya no se atreven a ser auspiciadores de los equipos? Juan José Tirado, de la agencia publicitaria Neu, comenta que las marcas se enfrentan a dos problemas: un deporte que no tiene éxito y jugadores que no son profesionales.
Por ello se prefiere auspiciar otras disciplinas y deportistas como Sofía Mulanovich o Kina Malpartida. He ahí el problema de los equipos de futbol que deberían contar con las empresas para que les ‘paren la olla’. Es entonces de suponer que quienes vean al equipo verán la marca y por consecuencia se dará el fin supremo del hecho. La publicidad.
Las marcas masivas apuestan generalmente por el futbol, pues es ‘la pasión de multitudes’, y encuentran en él un vehículo de difusión para su marca que usualmente redunda en una mejora en sus indicadores de recordación y, en algunos casos, es una asociación positiva a determinados valores (el posicionamiento).
Un caso reciente de esto fue el del Malla Aventura Plaza, el centro comercial que patrocinó al club Melgar de Arequipa en el 2010, año en el que abrió una de sus sucursales en dicha ciudad.
Sin embargo, muchas empresas encuentran en la figura personal de deportistas de otras disciplinas una plataforma para capturar directamente a su público objetivo.
Luego están los que ven este apoyo una forma de asegurarse canjes. Un ejemplo de ello lo vimos el año pasado cuando LAN suscribió un acuerdo con la Federación Peruana de Futbol para hacer un descuento especial en las tarifas de sus pasajes a los jugadores, a cambio de colocar su logo en la camiseta de todos los equipos de futbol peruano.
Otra manera es la del auspicio por ser parte de una misma localidad o el simple hinchaje, ahí tenemos al Alianza Atlético con su sponsor, la Caja Municipal de Sullana, o el Sport Boys con su patrocinador, el Gobierno regional del Callao, León de Huánuco con la marca Jacto (empresa de Luis Picón, presidente del club), mientras que el Grupo Oviedo repite el mismo método con el Juan Aurich.
O por ser un equipo de la compañía como Inti Gas, Cesar Vallejo y Cristal.
Todos modelos recogidos de diferentes partes del mundo sobre todo de Europa, donde el auspicio es realmente rentable. Quizás, en el manejo de la camiseta se pueda reflejar la realidad de nuestro futbol en comparación a otros países, pese a ello vemos las camisetas de los equipos llenas de logos que desvirtúan los principios básicos de la publicidad: la diferenciación y la visibilidad.
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