jueves, 22 de julio de 2010

Esos de negro
Contradicciones, sanciones y exageraciones: las “joyas” del arbitraje peruano
Desde su creación, la profesión de árbitro de fútbol fue una labor sacrificada que sólo los valientes se atreven a experimentar. Algunos dicen que son futbolistas frustrados, otros simplemente prefieren llamarlos masoquistas; y es que hay que tener cierta dosis de masoquismo para poder soportar tanta crítica, insulto y hasta golpe cada fin de semana.
Muchos hablan de la crisis del fútbol peruano; que los jugadores, que los técnicos, que los dirigentes, pero nadie toma en cuenta que el referí es también parte de nuestro fútbol y que forma parte importante de la crisis. Desde hace algún tiempo, las actuaciones de los hombres de negro en el torneo local han sido bastante discretas. Aquí mostramos algunos casos que tuvieron como protagonistas a los hombres y mujeres de negro que se pusieron en la cresta de la ola de las críticas. 

Señora ley.
El uruguayo Mario Leguizamón y la referí Silvia Reyes protagonizaron uno de los casos más bochornosos del fútbol peruano. En un compromiso disputado entre la Universidad San Martín y Alianza Atlético; luego de una falta cometida por el jugador charrúa bien sancionada por Reyes, Leguizamón hizo más que una insinuación al decirle a la dama de negro que se encontraba urgida de sexo, lo cual desató la ira de la jueza del partido, anunciando incluso que dicha agresión era machista y grosera, lo que generó una sanción de meses para el futbolista y su posterior despido del club santo.

El rincón del box
Otro caso se dio el pasado 19 de agosto en Arequipa, pero curiosamente no fue protagonizado por un futbolista. Se dio al final del partido entre Melgar y César Vallejo. El tesorero del club mistiano, César Ortiz, le propinó un golpe en la cara al réferi del compromiso, Héctor Pacheco, según él por no cobrar un penal clarísimo en contra de un atacante de Melgar. De inmediato, Winston Reátegui, puso el grito al cielo y amenazó con vetar el estadio Mariano Melgar y suspender de toda actividad dirigencial al tesorero.

En un incidente ocurrido antes; el portero de la San Martín, Leao Butrón, fue acusado por el juez Percy Rojas de empujarlo con intención, alevosía, ventaja y harto vuelo, hasta casi hacerlo caer, en lo que sólo fue un choque mínimo entre ambos; lo que le costó al arquero de la selección nacional una suspensión de tres meses y una fecha, y que curiosamente, luego de revisar los videos, fue reducida a tan sólo mes y medio.

Pero Percy Rojas se ha caracterizado en su carrera no solo por ser un árbitro irregular, sino también por tener varios antecedentes de suspensiones prolongadas (algunas si justificadas) contra futbolistas, como al uruguayo Sergio Leal, ex jugador de Sporting Cristal, quien agredió al árbitro y que lo sentenció a una sanción de nivel internacional, durante seis meses sin poder disputar un partido de fútbol en ningún equipo del mundo.

La última de Percy Rojas, fue cobrar cuatro penales en menos de media hora en el partido entre Universitario y Melgar en el Estadio Monumental, intentando quizá batir el récord del recordado Víctor “seis penales” Marañón en un encuentro entre Sport Boys del Callao y Sipesa en 1993 y cuyo resultado de 4–3 no se comparó al 3–1 entre la U y Melgar, pero de que estuvo cerca, lo estuvo.

Es cierto que las críticas y las quejas, tanto de futbolistas, técnicos, dirigentes e hinchas, en muchas ocasiones no son fundamentadas, pero también es cierto que los grotescos errores de los hombres de negro merecen una sanción y ahí es donde debería apuntar Winston Reátegui, para tal vez evitar que sus asociados sean tan duramente criticados, al punto de ser casi odiados.

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